Libre del temor
Dios nos creó con emociones las cuales las hizo con propósitos para nuestro bien, pero muchas veces permitimos que no actúen de acuerdo a la Palabra.
El temor no es una emoción sino un sentimiento de reacción hacia algo que viola la Palabra.
El temor en la reacción física puede ser una bendición ya que cuando nos encontramos en algún peligro respondemos rápidamente.
Es hermoso ver como es maravilloso el diseño de Dios en nuestro cuerpo como lo dice Su palabra
“Porque Tú formaste mis entrañas; me hiciste en el seno de mi madre. Te daré gracias, porque asombrosa y maravillosamente he sido hecho”
Salmos 139:13-14 NBLA
Ahora, también están los temores infundados ya sea por nuestra crianza, cultura, influencia de otras personas, o nuestra experiencia personal.
En cualquier momento de nuestra vida podemos luchar con el temor, pero uno de los de más incidencia es el TEMOR AL HOMBRE.
Ese temor al hombre deriva de nuestro propio orgullo, que es el principio de la idolatría y de no comprender la grandeza de Dios, a quien nosotros debemos agradar.
“El temor al hombre es un lazo, pero el que confía en el Señor estará seguro.”
Proverbios 29:25 NBLA
“Así dice El Señor: Maldito el hombre que en el hombre confía, y hace de la carne su fortaleza, y del Señor se aparta su corazón.”
Jeremías 17:5 NBLA
Analicemos algunas características.
Tememos a las personas:
1) Que pueden despreciarnos si no cumplimos sus expectativas, tememos ser avergonzadas por los pecados nuestros o de terceras personas.
2) Porque su autoridad sobre nosotros puede intimidarnos y queremos quedar bien, lo que es, temor al rechazo.
3) Porque queremos complacer a todo el mundo y no ser firmes en nuestras convicciones.
4) Por las reacciones que puedan tener si no hacemos lo que ellos desean.
5) Porque queremos ser como ellas son y nos comparamos en todo sentido.
Vayamos a la Palabra del Señor para considerar algunos ejemplos sobresalientes sobre el temor de algunos hombres y mujeres de la Biblia.
1)El temor después que pecaron: Adán y Eva
“Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; y cocieron hojas de higuera y se hicieron delantales.”
Génesis 3:7 NBLA
Aquí podemos ver que después del pecado que cometieron al haber desobedecido al Señor, sintieron vergüenza, se vieron exhibidos entre ellos y bajo la mirada de Dios.
Por el pecado de Adán y Eva nosotros también nacemos con pecado, por lo tanto, aunque nos hemos arrepentido de nuestros pecados y hemos reconocido a Cristo como Salvador y Señor, en esta humanidad caída luchamos con el pecado. Seguimos escondiéndonos de la vergüenza que produce y de situaciones pecaminosas en nuestra vida, temiendo al hombre de diferentes formas, temor que se convierte en idolatría hacia uno mismo y hacia otros la cual el Señor condena.
2)El temor de Abraham
“Abraham salió de dónde estaba hacia la tierra del Neguec, y se estableció entre Cedes y Shur .Entonces estuvo por un tiempo en Gerar. Abraham decía de Sara su mujer: Es mi hermana. Entonces Abimelec, rey de Gerar, envió y tomo a Sara.”
Génesis 20:1-2
Abraham un hombre de Dios, quien es llamado en Hebreos 12 un hombre de fe, en dos ocasiones tuvo temor al peligro y mintió diciendo que su esposa Sara era su hermana. Temía que al estar en tierras desconocidas, los reyes de esos lugares, lo mataran con tal de quedarse con su esposa.
Dios cumple Sus propósitos. Dios es un Dios de misericordia y gracia y evitó que eso sucediera.
3) El temor de Sara
Y uno de ellos dijo: «Ciertamente volveré a ti por este tiempo el año próximo, y Sara tu mujer tendrá un hijo». Y Sara estaba escuchando a la puerta de la tienda que estaba detrás de él
Abraham y Sara eran ancianos, entrados en años. Y a Sara le había cesado ya la costumbre de las mujeres. Sara se rió para sus adentros, diciendo: «¿Tendré placer después de haber envejecido, siendo también viejo mi señor?».
Y el Señor dijo a Abraham: «¿Por qué se rió Sara, diciendo: “¿Concebiré en verdad siendo yo tan vieja?”. ¿Hay algo demasiado difícil para el Señor? Volveré a ti al tiempo señalado, por este tiempo el año próximo, y Sara tendrá un hijo». Pero Sara lo negó, porque tuvo miedo, diciendo: «No me reí». «No es así, sino que te has reído», le dijo el Señor.
Génesis 18:10-15
Sara una mujer que también es nombrada en el Nuevo Testamento, como ejemplo de la forma en como hijas de Dios debemos tratar a nuestros esposos.
“Así obedeció Sara a Abraham, llamándolo señor, y ustedes han llegado a ser hijas de ella, si hacen el bien y no tienen miedo de nada que pueda aterrorizarlos”
1 Pedro 3:6
Pero Sara fue una mujer que tuvo temor pues dudó de lo que Dios había prometido y tuvo miedo cuando Dios la confrontó.
La importancia de conocer el temor del Señor para ser libres del temor.
El temor del Señor es el concepto de temor reverente hacia Dios. Ya que somos personas pecadoras, injustas frente a un Dios justo, puro, es entendible que frente a Él estemos avergonzadas y merecedoras de su castigo justo.
Ahora, aquellos que nos hemos arrepentido de nuestros pecados y hemos sido justificados en la fe por Cristo, el temor se va disipando.
El temor del Señor tiene un significado que nos lleva a ir creciendo en santidad por medio de la obediencia por Su gracia y misericordia.
“No pierdas el tiempo discutiendo sobre ideas mundanas y cuentos de viejas. En lugar de eso, entrénate para la sumisión a Dios.”
1 Timoteo 4:7 NTV
Como podemos aprender a temer al Señor y no a los hombres:
1) Aprender a temer al Señor y verlo cómo lo que es Él, un Dios Santo que demanda temor y respeto reverente.
Salmos 111:10 “El principio de la sabiduría es el temor del Señor; buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos, su alabanza permanece para siempre.”
2) Viviendo Coram-Deo
“Vivir Coram-Deo es vivir toda la vida en la presencia de Dios, bajo la autoridad de Dios, para la gloria de Dios.” R.C. Sproul
3) Vivir ante la presencia de Dios: Salmos 42:1-2
Estar en la presencia del Señor es poder derramar nuestro corazón en arrepentimiento de nuestros pecados, reconociendo que separadas de Él nada podemos hacer, que necesitamos orar, y así reconocer que nuestra vida esta bajo la mirada de Dios.
4) Vivir bajo la autoridad de Dios que es la Palabra: Esdras 7:10
Estudiar la Palabra no como mero conocimiento sino para aprender a amarla, aplicarla a nuestras vidas porque va a transformar nuestra mente y enseñarla.
5) Vivir para la gloria de Dios: 1 Corintios 10:31
Nuestro propósito principal aquí en la tierra es glorificar a nuestro Señor en nuestra vida y en todo lo que hagamos.
Conclusión:
Querida hermana El Señor en Su gracia y misericordia nos ha dado la gran bendición de ser Sus hijas y tener el Espíritu quien ora por nosotras y estamos libres de temor si vivimos Coram-Deo.
(Este artículo fue publicado originalmente en Lifeway Mujeres)