Amemos y sirvamos a las madres solteras en la iglesia
La identidad de nuestras hermanas no queda definida por su pasado o por las circunstancias presentes que las llevaron a ser madres solteras
La identidad de nuestras hermanas no queda definida por su pasado o por las circunstancias presentes que las llevaron a ser madres solteras
Para hablar de Sara, como de cualquier otro personaje de la Biblia, debemos comenzar con Dios. En Sara, Dios derramó su gracia y demostró su poder que desafía toda lógica humana.
Recuerda que la gracia de Cristo fue suficiente para salvarte y empezar el proceso de santificación en tu vida (1 Corintios 10:13). Modela que eres un verdadero/a seguidor de Cristo y da muestra de esa gracia a los demás.
Amada hermana, en esta etapa de la vida en que los hijos ya no están en casa y estés pasando por momentos en los que te sientas sola, recuerda que el Señor está contigo y que sus planes para ti son siempre buenos. Él tiene un propósito para nosotras en cada etapa de nuestra vida.
Usa tus cicatrices para darle toda la honra y gloria. No dejes que la vergüenza te limite a compartir tu pasado, recuerda que si alguno está en Cristo, nueva criatura es, las cosas viejas pasaron (2 Corintios 5:17).
Cuando Dios instituye el matrimonio, dice que el hombre y la mujer serían una sola carne. Esto de ser una sola carne tiene diversas implicaciones, y una de ellas es que las circunstancias difíciles y el dolor de nuestros esposos sería el nuestro.
Que en medio del sufrimiento y en aquellas cosas diarias de la vida podamos ser mujeres que glorifiquemos el nombre del Señor con un corazón rebosado de contentamiento.
Rahab ya no era aquella mujer que una vez fue… ¡ese es el resultado de la gracia de Dios y del efecto transformador de la fe que nos salva!
Si estás pasando por algún sufrimiento recuerda que al Señor que es soberano lo está permitiendo para ser consolados por él y consolar a otros y hacernos sensibles con su dolor y para edificación de la iglesia.
Aunque cada mujer está en una etapa distinta y la manera de preparanos puede lucir diferente, la necesidad de crecer en la Palabra no es negociable.