Maestras del bien: Honrando la Palabra de Dios en lo cotidiano
Te invito a ver esta serie titulada «Maestras del bien: honrando la Palabra de Dios en lo cotidiano» basada en Tito 2:3-5 que Dios me permitió preparar para el Ministerio Armonía.
Te invito a ver esta serie titulada «Maestras del bien: honrando la Palabra de Dios en lo cotidiano» basada en Tito 2:3-5 que Dios me permitió preparar para el Ministerio Armonía.
Mi oración es que, como iglesia, podamos amar y servir a nuestras hermanas, dejemos de etiquetarlas como madres solteras y las veamos como Cristo las ve: hijas amadas redimidas por Su obra.
La identidad de nuestras hermanas no queda definida por su pasado o por las circunstancias presentes que las llevaron a ser madres solteras
Dios obró de manera sobrenatural dándole un hijo a Sara no solo por amor a ella y Abraham, sino por amor a ti y a mí. Fue a través de la descendencia de Sara que nació el Salvador del mundo, aquel quien perdonó nuestras ofensas y nos dio una nueva vida en Él.
Para hablar de Sara, como de cualquier otro personaje de la Biblia, debemos comenzar con Dios. En Sara, Dios derramó su gracia y demostró su poder que desafía toda lógica humana.
Estas disciplinas —lectura de la Palabra, oración, meditación, ayuno, adoración, confesión de pecados— son esenciales en nuestro caminar, y te ayudaran a enfrentar las diferentes situaciones con el espíritu correcto. De lo contrario, la carne se interpondrá y tus reacciones y acciones va a tener una mala motivación.
Recuerda que la gracia de Cristo fue suficiente para salvarte y empezar el proceso de santificación en tu vida (1 Corintios 10:13). Modela que eres un verdadero/a seguidor de Cristo y da muestra de esa gracia a los demás.
Qué hermoso es saber que Dios me ha permitido ser madre, un rol que Él mismo determinó, y que Él tiene un propósito en cada etapa que tenemos que afrontar, incluyendo el nido vacío.
Amada hermana, en esta etapa de la vida en que los hijos ya no están en casa y estés pasando por momentos en los que te sientas sola, recuerda que el Señor está contigo y que sus planes para ti son siempre buenos. Él tiene un propósito para nosotras en cada etapa de nuestra vida.
Amada hermana, Jesucristo ya perdonó tus pecados. Eres una preciosa joya, la cual Él ha transformado por Su gracia y misericordia. Usa tus cicatrices para darle toda la honra y gloria.