La unidad en la diversidad
Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios el que hace todas las cosas en todos. Pero a cada uno se le da la manifestación del Espíritu para el bien común. Pues a uno le es dada palabra de sabiduría por el Espíritu; a otro, palabra de conocimiento según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; a otro, dones de sanidad por el único Espíritu; a otro, poder de milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, {diversas} clases de lenguas, y a otro, interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, distribuyendo individualmente a cada uno según la voluntad de Él.
1 Corintios 12:4-11
¿Deseas ser obediente al Señor con tus dones? ¿Deseas serle obediente en tu iglesia local?
Ya hace alrededor de 22 años que me arrepentí y la gracia del Señor me alcanzó cuando lo conocí como mi Señor y Salvador personal; venía llena de pecados de toda índole como brujería, desorden sexual, desorden con la adicción al alcohol, etc.; una maleta llena de desconocimiento de lo que es la luz de Cristo y una incansable búsqueda por el vacío en que mi corazón se encontraba.
Ese primer amor por Cristo con la ayuda del Espíritu Santo me dio una pasión por leer la Palabra, por orar, por crecer espiritualmente y sacar de mi mente y de mi corazón todo mi pasado.
Desde muy pequeña me gustaba la lectura así que ese deseo continuó, pero adquirió un enfoque diferente pues quería aprender de las enseñanzas de hombres y mujeres de Dios, bíblicos, para un mayor crecimiento cada día.
La barrera que encontré
En esos tiempos, fue muy difícil encontrar libros de autores bíblicos en español. Mis primeros libros fueron de John MacArthur. Mi carga comenzó al saber que, como latina y sin dominar el idioma inglés no tenía acceso a buenos autores.
Dependencia de Dios
Solamente podía confiar en que Dios podía tocar corazones para que hermanos en Cristo de habla hispana y hermanos hispanos que dominaran el idioma inglés fueran usados por Dios en esta causa.
Sensibilidad en nuestros corazones
Cuando Dios nos permite enfrentar dificultades o que no sepamos algo, es para Dios hacernos más sensibles a orar y actuar en esa situación. Hay cosas en Su agenda, que Él usará para lo que te ha llamado a hacer.
“Id, pues, y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado; y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”.
Mateo 28:19-20
Después de varios años viviendo la Gran Comisión en mi hogar y en mi iglesia local, Dios me llama al campo misionero a otro país; yo quería serle obediente, pero mi esposo, aunque ya servía en la iglesia todavía no había sido llamado, así que oré y el Señor me respondió en Su tiempo, 4 años después.
Dios había sido bueno… durante esos años, John MacArthur publicó muchos libros, al igual que John Piper; y yo oraba porque una mujer bíblica publicara también en idioma español; además, oraba porque pudiera haber conferencias en América Latina para contextualizar las enseñanzas. Entonces comenzamos a ver libros de Nancy Leigh DeMoss (hoy DeMoss Wolgemuth, su apellido de casada), Elizabeth Fitzpatrick, Susan Hunt. ¡Gloria a Dios!
Dios me llevó allí mismo donde Él habría de comenzar todo esto; permitiéndome orar y ver en un país latino la primera conferencia para mujeres de Aviva Nuestros Corazones.
Como misionera he podido discipular a hermanas, algunas en lugares donde no han tenido acceso a internet. Sin embargo, el hecho de tener materiales que sirvan para ayudarles a crecer cada día ha sido fundamental y una tremenda bendición.
Poder escuchar a otras hermanas que hablan un idioma diferente, pero que comunican la única verdad que es la Palabra, es una bendición. Cuando servimos en nuestro hogar y en la iglesia local pudiendo ser nutridas de la Palabra con una sana doctrina, cargamos baterías para enseñar a otras y que ésas enseñen a otras. Las conferencias, los libros, los seminarios, las clases no están por encima de la Palabra, pero Dios sí nos ha dado a cada uno, dones y ministerios para unirnos, edificarnos, crecer y sobre todo poder darle la Gloria al que solo se la merece, Jesucristo.
Recuerda, el seminario, las conferencias no están primero que tu iglesia local, pero son instrumentos que Dios usa para nutrirnos y así cada día aprender más y más para poder darle a otras lo que por gracia Dios nos ha dado.
Él nos ha llamado a hacer discípulos. Una conferencia es una forma de edificar a Su pueblo para que unidos por la causa de Cristo muchas vengan a salvación y otras sigan creciendo en Su gracia.
Invertimos en asuntos terrenales como la educación y también en los materiales, pero amadas hay que invertir en las cosas espirituales, en lo duradero, y no en lo perecedero. El apóstol Pablo le dice a Timoteo que se ejercite, o se discipline para la piedad (1 Timoteo 4:7). El crecimiento espiritual no es un virus que se pega o una comida de microondas, tenemos que invertir tiempo en aprender y que eso nos lleve a disciplinas espirituales que nos ayuden a dar mayores frutos para la gloria de Dios, el crecimiento nuestro y de quienes Dios nos ha confiado para discipular.
Recuerda las palabras del apóstol Pablo a los Tesalonicenses:
“Así que aliéntense y edifíquense unos a otros, tal como ya lo hacen”.
1 Tesalonicenses 5:11 (NTV)
Y no olvides lo que nos dice el Proverbios 27:17 (NTV):
“Como el hierro se afila con hierro, así un amigo se afila con su amigo”.
El Único que se lleva la honra es nuestro Dios, nosotras somos instrumentos innecesarios a quienes, en Su misericordia, nos permite servir en Su reino.
(Este artículo fue publicado originalmente en Aviva Nuestros Corazones)