El amor (Cristo) no es orgulloso, egoísta, no guarda rencor
El amor es una palabra que se usa tanto entre los incrédulos como entre los cristianos, pero aquí estaremos viendo el mandato del Señor a los creyentes sobre cómo vivir en amor dentro del contexto de nuestra comunidad de fe, que es la iglesia local.
Para poder llegar a 1 Corintios 13:4b-5 (RVR1960) …el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece, no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor, veamos un poco el contexto, para quién y porqué fue escrita.
Esta carta fue escrita por el apóstol Pablo en su segundo viaje misionero a la ciudad de Corinto cuando plantó la iglesia. La ciudad de Corinto estaba localizada en un puerto muy famoso para la época y de importancia económica, pero también era un lugar donde llegaba todo tipo de enseñanzas, religiones del imperio romano y filosofías de los tiempos. La inmoralidad era muy evidente, de manera que existía mucha confusión de creencias.
Pablo se quedó ahí un año y medio, por mandato del Señor, para predicar las Buenas Nuevas de salvación y discipular, pues allí habían escogidos para salvación (Hechos 18:9-10).
La carta es útil para cada iglesia local, comenzando por la iglesia de Corinto debido a las situaciones que estaban pasando, pero reitero que aún tiene utilidad para la iglesia en todos los tiempos hasta que Cristo venga.
Los capítulos anteriores al 13 están tratando sobre reprensiones que Pablo hace a la iglesia por las divisiones, necesidad de disciplina, contiendas en la corte y la perversidad del mundo. Por lo tanto, pasa a dar instrucciones sobre el matrimonio, la comida que se le ofrecía a ídolos, ordenanzas de la iglesia; y en 1 Corintios 12 trata con los dones de los creyentes; en el 13 escribe sobre los dones y como al usarlos dentro la iglesia local. Sin embargo, todo esto de nada sirve si no está conectado a lo más importante, que es el amor.
La importancia del amor entre hermanos al ejercer estos dones se da en el crecimiento de una madurez espiritual que demuestra que no existen grietas en el carácter y hay una demostración del fruto del Espíritu en la vida del creyente.
Las relaciones con nuestros hermanos de la congregación deben ser nutridas por el amor, y el resultado es que se evite la envidia, la arrogancia, la ira, y que haya perdón los unos a los otros.
Por lo tanto, el propósito de los dones es edificar la iglesia, esto quiere decir que debemos morir a nosotros y pensar en el otro cómo más importante.
El amor implica morir a nosotros mismos. El amor no es una opción y es de suma importancia como lo expresó Pablo por inspiración divina más adelante 1 Corintios 13:13 (LBLA)
Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.
El Señor nos ha dado a cada uno dones para el servicio en nuestra iglesia y no podemos permitir que el orgullo, lo cual es pecado, y era la condición de los corintios, domine nuestra vida.
El imperativo es ser amorosos y no arrogantes, ni favoreciendo más a uno que a otros (1 Corintios 4:6). No siendo jactanciosos. El amor se expresa con el deseo de promover a nuestros hermanos y trabajar juntos unánimes en nuestra iglesia (Romanos 12:10).
El amor no busca lo suyo, como nos lo habla Dios en esta carta; no busca sacar beneficio, ni gloria por los dones que Él nos ha dado para glorificarle.
El amor perdona la ofensa recibida, no guarda rencor, no guarda un registro en la mente y corazón, no mantiene una lista escrita en la computadora o el celular de lo mal que nos han tratado (Efesios 4:26,32). Perdonar significa que borramos todo mal recibido porque cubre multitud de pecados como lo dice el Señor en 1 Pedro 4:8.
Amada hermana, si estás pasando por un momento de falta de amor en la iglesia donde el Señor te ha puesto, déjate usar por Él, quebrántate, ora y sé un canal pacificador con la ayuda del Espíritu Santo. Lee estos versículos a la luz de tu situación, Gálatas 5:22-33 y observarás que el amor es un fruto del Espíritu. Estamos llamadas a procurar Su llenura.
El amor edifica, permite que el poder del Espíritu que mora en ti sea usado en tu vida y en tu iglesia local. Recuerda, nuevamente como concluye ese gran capítulo 13 en 1 Corintios 13:13 (LBLA)
Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.
Mi oración es que el Señor nos perdone cuando no hemos tenido la madurez espiritual para vivir de acuerdo a lo que nos dice en Su Palabra. Y confiando que en Él hay esperanza para cambiar. Que lo exaltemos en la iglesia, Su novia, que fue comprada a precio de sangre. Que el amor florezca en cada una de nosotras en el lugar donde nos ha colocado.
(Este artículo fue publicado originalmente en LifeWay Mujeres)