La ansiedad
Definición Bíblica
Quizás pensemos que la palabra ansiedad no se encuentra en la Biblia, pero no es así. En su gracia y misericordia, Dios nos ha dado respuesta a todas las situaciones que pasan en nuestra vida pecaminosa, para encontrar la raíz del pecado y la solución bíblica.
En Lucas 12:22-34 y su paralelo en Mateo 6:19-34, podemos ver claramente la definición y advertencia contra la ansiedad.
Consideremos primeramente el fundamento que quiere expresar Jesús en Lucas 12, “no os preocupéis por vuestra vida” (v. 22), “considerad los cuervos” (v. 12), “considerad los lirios” (v. 27), “más buscad su reino, y estas cosas os serán añadidas” (v. 31), “porque donde esté vuestro tesoro, allí también estará vuestro corazón” (v. 34).
Podemos observar que lo que une este pasaje es lo que Jesús repite tres veces:
- v. 22: “No os preocupéis por esta vida…”
- v. 29: “No estéis preocupado”
- v. 32: “No temas”
Y en Mateo 6 vemos el mismo punto central:
- v. 25: “No os preocupéis por vuestra vida”
- v. 31: “No os preocupéis”
- v. 34: “No os preocupéis por el día de mañana”
Al caminar brevemente por estos pasajes, espero que usted haya llegado a la conclusión de lo que es la ansiedad. “Es la falta de confianza y fe en Dios”, lo que en una palabra podríamos resumir como “incredulidad”.
Pero Jesús no solamente nos dice que no temamos, sino que nos muestra cómo ser libres de la ansiedad. Al fin y al cabo, de eso se tratan las Buenas Nuevas de salvación, o sea el evangelio. Por lo tanto, si nosotros nos hemos arrepentido de nuestros pecados y reconocido a Cristo como Salvador y Señor, calificamos para ser libres de este mal universal que es la ansiedad.
Jesús nos anima a vivir para su Reino y así, ser libres de la ansiedad.
La raíz de la ansiedad = Incredulidad
Así que podemos perfectamente ver que la raíz de la ansiedad es la incredulidad, es la falta de confianza en Dios que nos lleva a un corazón pecaminoso.
En Hebreos 3:12
“Tened cuidado, hermanos, no sea que en alguno de vosotros haya un corazón malo de incredulidad, para apartarse del Dios vivo”.
La ansiedad que es incredulidad, falta de fe y confianza, lleva a otros pecados. Si vemos la ansiedad por la economía, puede llevarte a la codicia, envidia, avaricia, robo, etc. La ansiedad por las reacciones de otras personas puede llevarte a encubrir la verdad, a no decirla y caer en el pecado de la omisión. La ansiedad de sobresalir en las relaciones con los demás, te puede llevar a ser indiferente. La ansiedad lleva a la falta de gozo y contentamíento en las diferentes áreas de nuestra vida.
Ahora, vayamos al versículo que nos muestra la raíz de la ansiedad, Mateo 6:30.
“Y si Dios viste así la hierba del campo, que hoy es y mañana es echada al horno, ¿no hará mucho más por vosotros, hombres de poca fe?
Aquí encontramos una demostración clara de cómo un Dios soberano tiene el control de todo lo creado y cómo nosotros debemos responder con la confianza que trae conocer esa verdad.
¿Cómo podemos lidiar bíblicamente con la ansiedad?
La Palabra misma nos lleva a las formas de lidiar cuando estamos luchando con la ansiedad.
- Dios sea lo primero: Cuando hacemos de Dios nuestra prioridad, creyendo en sus promesas, podemos vivir sin ansiedad. Cuando no ponemos los ojos en las cosas terrenales, sino en las del Reino. “Nadie puede servir a dos señores; porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o se apegará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas” Mateo 6:24.
- Buscar al Señor: Como creyentes sabemos que la Biblia es la luz de nuestra vida y eso debe llevarnos a estar en la presencia de Dios día a día con su Palabra y en oración. “Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” Mateo 6:33.
- Confianza en Dios: Nuestra fe produce la confianza absoluta en él, porque él nos tiene en su cuidado. “Echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros” 1 Pedro 5:7.
- Gratitud a Dios: Seamos agradecidos con lo mas maravilloso que tenemos, el ser sus hijos, tener un mediador como Cristo y un intercesor como el Espíritu Santo. “Estad siempre gozosos; orad sin cesar; dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo Jesús” 1 Tesalonicenses 5:16-18.
Oración:
Padre Celestial venimos a ti en nombre de tu Hijo Jesucristo, pidiéndote perdón por las veces en que hemos pecado contra ti sumergidos en la ansiedad. Gracias porque en ti hay perdón y esperanza, ayúdanos a practicar la fe en tus promesas día a día, a vivir en gozo y gratitud a ti. Gracias porque en ti hay libertad de ansiedades por causa del evangelio.
(Este artículo fue publicado originalmente en EBI Blog)