El amor (Cristo) no es orgulloso, egoísta, no guarda rencor
El amor no busca lo suyo, como nos lo habla Dios en esta carta; no busca sacar beneficio, ni gloria por los dones que Él nos ha dado para glorificarle.
El amor no busca lo suyo, como nos lo habla Dios en esta carta; no busca sacar beneficio, ni gloria por los dones que Él nos ha dado para glorificarle.
Los conflictos y diferencias se producen en todo matrimonio. Pero es importante saber que, si bien es cierto que debemos expresar lo que pensamos, debemos hacerlo a la luz de los principios de la Palabra para no caer en aquellas peleas que fracturan nuestra relación matrimonial.
En cada matrimonio cristiano se dan conflictos, pero estos deben ser resueltos con la mira puesta en que Jesús es el centro de nuestra relación.
La manera en que vamos a formar la raíz principal del carácter de una mujer cristiana es en la absoluta confianza en Dios.
Aunque seas de un carácter fuerte o débil, ninguna es mejor que otra porque ambas necesitamos de un Salvador y necesitamos caminar siguiendo Su voz para poder hacer la diferencia como hijas, para que, con nuestro carácter modelemos Su luz.
Estar a los pies del Señor para meditar en su Palabra, orar, se trata de conocerle a Él, para saber Su voluntad y ser obedientes. Con el fin de vivir de una manera que le glorifique en una santidad progresiva.
Estar a los pies del Señor es cultivar un corazón dispuesto a tener una relación de conocerle más.
Si en medio del sufrimiento nos enfocamos en la oración continua y en dar gracias y gloria a Dios, entonces toda preocupación, ansiedad, y cualquier sentimiento que llegue a nuestra vida se disipará y enfocará por medio de la oración.
En cada momento, la oración debe ser el motor de nuestra vida. Si vivimos cada día conscientes de nuestra necesidad del Señor, aprenderemos a llevar vidas que dependan de Él y lo busquen sin cesar en oración.
Amada hermana, te animo a que puedas tener esperanza en medio de la depresión en Navidad. Es hermoso recordar que descansamos en la soberanía de nuestro gran Señor, todo lo tiene bajo su absoluto control y voluntad. Nuestra esperanza no está en nuestro dolor, soledad, sufrimiento, etc.; está en Jesucristo.